El público de Madrid
Bueno, el público de Madrid, o por lo menos el público de la zona donde yo estaba, no sólo no bailaba ni gritaba ni enloquecía (lo que supongo que debería ser lo normal cuando tienes delante a estos tipos y sonaban las canciones que sonaban), sino que algunos, incluso, se permitieron el lujo o la osadía (o más bien la imbecilidad) de llamarlos "viejunos". ¡Qué vergüenza y qué escándalo, hombre!
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio