jueves, 31 de mayo de 2007

Soñar que sueñas


En el duermevela de un turbio simulacro de siesta, he tenido la siguiente ensoñación:
Aparecía Isabel Pantoja en la puerta de mi casa, y me decía:
-Hola, Gustavo. Soy Isabel Pantoja.
Y yo respondía:
-Ya, ya sé que eres Isabel Pantoja. Lo que no sé es qué haces aquí.
-Te he traído un regalo -y entonces me he asomado un poco y he visto que, de la parte trasera de una enorme camioneta blanca, bajaba un hombre al que enseguida he identificado como Julián Muñoz, con una de las sonrisas más dulces que he visto nunca, portando
varias bolsas de basura negras, unas tras otras (las iba dejando por mi pasillo, por mi salón), llenas de sueño.
Yo contemplaba la escena tan absorto que no me daba cuenta de que debía darles las gracias.
-¿Qué tal el caso Malaya? -dije, sólo porque el silencio se estaba haciendo demasiado evidente.
-¡Mal haya! -creo que ha dicho ella, y se ha reído para sí misma.
Luego, mientras Julián cerraba las puertas de la camioneta, he creído ver confusamente cómo Isabel Pantoja empuñaba un micrófono, presta a cantar. Pero no recuerdo una sola no palabra, ni tan solo una nota. Porque para entonces yo ya había abierto una de las bolsas, y mi conciencia se había hundido (en realidad muy despacito) en su interior...

1 comentarios:

Blogger Juan Manuel ha dicho...

El significado del sueño está bien claro: Isabel, tu mamá en la ensoñación, te visita en la lejana Lake Tower para recordarte que, tienes tan abandonado el hogar, que ellos, Papá y Mamá, se sienten solos y abandonados (como en una cárcel). Comprenderás que si el Siglo XX encontró su Edipo en el seno de la familia Flores, el Siglo XXI ya ha encontrado el suyo en ese joven de pies hinchados que busca el sexo de su madre en el fondo insondable de los cubatas y en las grietas de las más hermosas mujeres marbellíes.

Es entonces cuando hace aparición el padre, Julián, con esas bolsas de basura negras dignas de figurar en Mullholland Drive. El padre viene a recordarte -eso sí, con una amorosa y protectora sonrisa-, todo el trabajo y esfuerzo que ha invertido para que tú, Paquirrín, puedas disfrutar del sueño de los justos, ése en el que lo único que te preocupa es el cantar o no cantar -he ahí la cuestión- de tu morena y folclórica mamá.

Es sólo un ligero reproche, pues tus padres están dispuestos a regalarte todo el sueño que han ahorrado para ti; te condonan la deuda externa y regresan a su cárcel, permitiéndote continuar y desarrollar esa independencia que tan tardíamente obtenemos...

Vuelva la semana próxima.

Fdo.: Dr. Fraud(ulento)

1 de junio de 2007, 9:27  

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