viernes, 12 de octubre de 2007

Malos tiempos para las neuronas

En otros tiempos, el viaje en tren, por ejemplo, tenía un halo romántico: los pensamientos de uno iban de acá para allá, libremente, mientras miraba por la ventanilla. Hoy el paisaje es tan veloz en la mayoría de los trenes que esto es imposible. Por otra parte, pensar (divagar, meditar, reflexionar, quedarse mirando algo en silencio) es algo que hoy ya está en desuso. Porque no es que todos llevemos ya nuestros artilugios adheridos al oído para llenar nuestros pensamientos de música, o que al mínimo tiempo de silencio o inacción abordemos el móvil para comprobar si tenemos algún mensaje o realizar llamadas pendientes. Ahora se ha puesto de moda que los adolescentes más brutales lleven la música encima (creo que en el teléfono móvil) y la pongan sin preguntarse por supuesto si están molestando a alguien, en el metro, en el autobús, y supongo que en cualquier parte. Yo, por mi parte, no quiero pensar en nada elevado; quiero pensar, en todo caso, en lo que me dé la gana. Reclamo mi derecho que esta sociedad me niega (con música, con anuncios ruidosos en los andenes del metro, con ciudades cada día más inhabitables) a poder divagar con la imaginación, a pensar un poco, a un poco de silencio, ¡coño!, sin un puto claxon, la "música" del móvil de un imbécil, o todo ese despliegue ensordecedor que colabora en este proyecto de estupidez mundial.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Y malos tiempos para ser uno mismo.

13 de octubre de 2007, 9:32  

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