"Una verdad incómoda"

Acabo de adquirir junto con la revista National Geographic el famoso documental de Al Gore (ignoro, por cierto, si es que lo ha producido él, si lo ha escrito y preparado o bien sólo ha sido el reclamo -quizá lo más probable-). Siete euros revista más dvd. Aún no lo he visto. Es probable que esté bien. En todo caso, lo que llama la atención es la capacidad de los ex presidentes y ex vicepresidentes de Estados Unidos de ganarse la vida y seguir siendo ultra millonarios después de ejercer sus cargos; y aún más, y sobre todo, su tendencia a hacerlo diciéndonos lo que tenemos que hacer, reprediéndonos por contaminar y demás fechorías que ellos no se encargaron de solucionar (más bien al contrario) cuando tuvieron oportunidad. Unas fechorías, por otra parte, de la que no somos en manera alguna culpables (si acaso sólo complices); los únicos o al menos principales culpables son precisamente los que ahora (como su colega Clinton, el que posiblemente le marcó el camino) nos dicen: "Señores, tenemos que dejar de contaminar, pero bueno, ¿es que no se dan cuenta?". "¿No les da vergüenza?". "¡Pero dejen de echar ozono a la atmósfera de una vez!", nos dice el criminal. ¿Habré contribuido, por cierto, con mis siete euros a pagar el buen nivel de vida de Al Gore? ¿Por qué Al Gore nos habla a nosotros, que seguramente poco podemos hacer, y no lo hace a sus amiguetes, miembros de la clase política? ¿O es que, me pregunto ahora de repente, sí que podemos hacer algo...?