domingo, 25 de marzo de 2007

Un mal profesor

"Soy todavía un mal profesor", pienso muchas veces, creo que casi a diario. Mis dos técnicas de actuación y aprendizaje son: ensayo-error y ensayo-horror. En efecto, cada día, cada hora, es siempre nueva y distinta, y desde luego casi nada sale nunca como lo tenías planeado. He tardado casi seis meses en darme cuenta, por ejemplo, de que surte mucho más efecto el silencio que los gritos (yo, acérrimo defensor del silencio durante toda mi vida) para hacer callar a los chavales. "No eres un mal profesor. Sólo eres un profesor novato", me dijo un día mi jefe de Departamento, un hombre con sentido común. Seguramente llevaba razón.

Ser profesor es difícil, en efecto. Puede ser la profesión más terrible y estresante (e indigna) pero también puede ser algo difícilmente comparable con ninguna otra cosa, y todo en el mismo día, casi hasta en la misma hora. Ejemplo de ello es esto que voy a transcribir. Es un ejercicio que realizaron dos alumnas de 2º de ESO (doce años). Consistía en, imitando un pasaje de "La Historia Interminable" (aquél en que Uyulala le exige a Atreyu que le hable en verso, pues de lo contrario no puede entenderle), escribir una pequeña narración en la que alguien exige a otra persona que hable rimando; se propusieron distintas situaciones (una entrevista de trabajo, una conquista amorosa, una academia de poesía...). Lo que ellas hicieron es lo que transcribo a continuación:

"Tocó el timbre y entraron a clase. Sonia y Beatriz se acercaron a Gustavo porque querían preguntarle una duda.
"Oye, Gustavo, ¿cuándo va a ser el examen?", preguntó Sonia.
"Lo siento, pero no entiendo,
si quieres hablarme hazlo en verso.
Este ejercicio será bueno,
para ejercitar tu rima,
o aprobar al menos", contestó Gustavo.
"Venga Gustavo, en serio", dijo Bea.
"¿En serio me dices?,
¿Acaso me ves riendo?,
insisto en que lo intentes,
¡HÁBLAME EN VERSO!".
"Si tanto insistes lo intentaremos,
pero no prometemos nada,
porque poco conseguiremos", contestó Sonia tras pensarlo un poco.
Sonia y Bea comentaron unos minutos en voz baja y al fin Bea dijo:
"Si en verso quieres,
en verso hablaremos,
¿cuándo es el examen,
te molesta que preguntemos?".
"Para nada me molesta,
al contrario, me alegro
de que alguien se preocupe
de lo que importa en serio.
El examen es pronto,
el 28 lo tendremos,
estudiar mucho,
que no quiero suspenderos", contestó él.
"De acuerdo,
así lo haremos,
pero ten una cosa en cuenta,
¡NO VOLVEREMOS A HABLARTE EN VERSO", dijeron las dos a la vez y fueron a sentarse a su sitio."

Quizá, si lo leen, les parezca una chorrada. O tal vez les parezca tan delicioso como me pareció a mí; tanto que no he podido evitar copiarlo aquí y compartirlo con ustedes. Tal vez entonces comprendan mejor esas cosas tan bonitas que digo que puede tener de vez en cuando esta profesión.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Pensando en lo que dijiste sobre los comentarios grotescos de dos alumnos hacia Lorca, te animo a que los obligues a descubrir a Lorca por si mismos mediante un trabajo: vida y obra, para que se formen su propia concepción y borren de su mente aquellas palabras desafortunadas que quizá hallan oido hablar en casa

1 de abril de 2007, 17:50  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio