BICHO RARO LLAMANDO A BICHO RARO
Mis dos momentos favoritos de la Historia de la Literatura son:
a) Cuando Don Quijote y Sancho ven por primera vez el mar en Barcelona.
b) Cuando Gregorio Samsa, en trance por la música de la hermana, sale lentamente de su cuarto, sin saber lo que hace, y se expone a la mirada de los tres señores.
Hoy me he dado cuenta de que hay mucho más en común en estos dos instantes de lo que pensaba.
En ambos, hay uno (o dos) bichos raros embelesados, hipnotizados, sugestionados por la exposición ante una gran belleza (la belleza del mar, la belleza de un violín).
Y he pensado que tal vez yo, sin quererlo, me he visto reflejado en ese momento como en un espejo: un bicho raro emocionado por la belleza de un bicho raro (o dos) a su vez emocionados por la belleza.
Y en el improbable supuesto de que esta entrada fuese bella, tú, querido lector, podrías llegar a emocionarte (¿no te das cuenta?) como bicho raro que eres, ante la emoción por la belleza de un bicho raro que se emociona, a su vez, por la belleza de otro bicho raro (o dos) que se emocionan, en este caso, ante la visión del mar, o la música de un violín.
Dime: ¿Acaso no es guay?
a) Cuando Don Quijote y Sancho ven por primera vez el mar en Barcelona.
b) Cuando Gregorio Samsa, en trance por la música de la hermana, sale lentamente de su cuarto, sin saber lo que hace, y se expone a la mirada de los tres señores.
Hoy me he dado cuenta de que hay mucho más en común en estos dos instantes de lo que pensaba.
En ambos, hay uno (o dos) bichos raros embelesados, hipnotizados, sugestionados por la exposición ante una gran belleza (la belleza del mar, la belleza de un violín).
Y he pensado que tal vez yo, sin quererlo, me he visto reflejado en ese momento como en un espejo: un bicho raro emocionado por la belleza de un bicho raro (o dos) a su vez emocionados por la belleza.
Y en el improbable supuesto de que esta entrada fuese bella, tú, querido lector, podrías llegar a emocionarte (¿no te das cuenta?) como bicho raro que eres, ante la emoción por la belleza de un bicho raro que se emociona, a su vez, por la belleza de otro bicho raro (o dos) que se emocionan, en este caso, ante la visión del mar, o la música de un violín.
Dime: ¿Acaso no es guay?
5 comentarios:
¡¡¡Has vuelto!!!
¡¡¡¡¡¡¡De puta madre!!!!!!!
¿Censuras los tacos?
Un fuerte abraso.
Por cierto,
firmado otro bicho, raro.
Hacía tiempo que no te buscaba (ya no soportaba la contemplación de la diabólica risa de Ansar) y me he llevado muy grata sorpresa al encontrarte tan bien y con tantas energías,
Sí es muy guay
Joder, esos dos momentos son deliciosos!
Me abstendré de enumerar maravillosos momentos de embelesamiento profundo para que nadie lo pueda ver como un esfuerzo en erigirme como el más raro de los bichos... y porque son tan difíciles de describir que me ahorraré el esfuerzo... eso sí... las lagrimillas que luchaban por acercarse a "El jardín de las delicias".... no hará falta describirlas.
Saludos!
¬¬ Creo que también soy un bicho raro.
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