domingo, 20 de mayo de 2007

Bowling for Columbine


El pasado miércoles vi por tercera vez Bowling for Columbine, del realizador Michael Moore que acaba de estrenar en Cannes un nuevo documental (Sicko, "contra el aberrante sistema sanitario de EE UU", escribe hoy en El País Elsa Fernández Santos, imagino que hija de Ángel). Debo reconocer que fui con la intención de reírme, algo que comprendo que puede sorprender, dado el tema del que trata. De ello se habla hoy también en la crónica mencionada: "Sicko tiene momentos tan divertidos que casi saca los colores reírse tanto con un asunto tan grave". Así es, y así ha sido siempre en sus películas. Pero hay que recordar que no hay arma más eficaz que la risa (y no sólo me refiero a cuando intentas acostarte con alguien); basta recordar que, después de un siglo de lucha por parte de todos los eruditos del siglo XVI contra la "novela basura" de la época (la de caballerías), fue Cervantes el que consiguió acabar de inmediato con ella gracias a su maravillosa sátira (las interpretaciones filosóficas llegaron con el XIX; pero, ante todo, debe recuperarse el Quijote como lo que fue en su momento, un best-seller de humor. Nada más y nada menos. Qué cosas, que Cervantes muriese creyéndose un fracasado...).

Bueno, tampoco pretendo comparar a Michael Moore con Cervantes. Lo que sí digo es que en Bowling for Columbine, este hombre va directo a la esencia de lo que está pasando en estos tiempos. "Demagogo, sí; pero eficaz y brillante hasta el delirio", escribe Elsa F. S. Y es así. Y Moore añade: "Yo expongo hechos, no invento nada". Es verdad: fabrica o falsea el plano-contraplano de la huida de Charlton Heston, pero no inventa nada. Porque además, lo de Heston es lo de menos. Una especie de anécdota al final de la película. Lo importante es la argumentación intermedia: la creación del miedo. El miedo. El miedo. El miedo. Si hay una palabra que defina a la sociedad actual es: "miedo". Bueno, también hay alguna otra que me voy a callar ahora. El miedo que incita a consumir y a dar manos libres al papá Estado, que aprovecha estos confusos primeros años del nuevo siglo (y milenio) para construir las bases de una nueva sociedad. Miedo en la televisión de Estados Unidos, modelo quizá de las de todo el mundo (al menos, ya podemos ver lo que ocurre en los "pseudo-informativos" nacionales, empezando por Antena 3 y siguiendo con todo lo demás).
(El miedo, por cierto, llevado al extremo del surrealismo: véase "complot de Al Qaeda para hacer desaparecer las abejas...)

Sólo una de las tres veces que he visto Bowling for Columbine todo el mundo se reía abiertamente. Las otras dos, me tuve que reír (a causa de mi timidez) en voz baja. No había en la sala (tampoco el miércoles, en la filmoteca) ningún "líder de la risa", como recuerdo que sí lo hubo la primera vez. Un tío, un fenómeno, que abría paso al pelotón de nuestras carcajadas gregarias. Yo no tengo los cojones suficientes para ser un líder de la risa, aún, ni siquiera en la oscuridad anónima de una sala de cine; pero me comprometo ante mí mismo a intentarlo la próxima vez.

Es el caso que Michael Moore (ese tipo con gorra) nos hace llegar esa reflexión, así como otras muy importantes. "Eficaz hasta el delirio". Criticarle es como volver la espalda a un vaso de agua en mitad del desierto.

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